La velocidad y complejidad de la innovación en la actualidad hacen que nuestras ideas y pensamientos avancen más rápido que nuestras habilidades para ponerlas en práctica. Este fenómeno se extiende a diferentes ámbitos, incluyendo la cadena de abastecimiento y la logística, las cuales son áreas críticas para el éxito de cualquier empresa. El objetivo principal de la cadena de abastecimiento es asegurar que los productos y servicios sean entregados al cliente final en el momento y lugar adecuados. La logística, por su parte, se enfoca en la gestión del flujo de bienes y servicios, desde su origen hasta su destino final.

La complejidad de estos procesos ha aumentado significativamente en los últimos años debido a factores como la globalización, la digitalización y la creciente demanda de los clientes de recibir sus productos en tiempo y forma. En este contexto, es cada vez más común que las ideas y pensamientos de las empresas sobre cómo mejorar sus procesos de cadena de abastecimiento y logística superen su capacidad para implementarlas de manera efectiva.

Una de las principales causas de este problema es la brecha entre la ideación y la ejecución. Muchas veces, las empresas tienen grandes ideas sobre cómo mejorar sus procesos de cadena de abastecimiento y logística, pero no cuentan con los recursos, la experiencia o la capacidad para implementarlas de manera efectiva. Esto puede deberse a una falta de planificación adecuada, una gestión deficiente de recursos o una resistencia interna al cambio.

Otra causa importante es la complejidad inherente de la cadena de abastecimiento y la logística. La implementación de nuevas ideas en estas áreas puede requerir una gran cantidad de recursos, como tiempo, dinero y mano de obra. Además, puede ser difícil coordinar a múltiples partes interesadas en todo el proceso, incluyendo proveedores, transportistas y clientes.

Para abordar este problema, es importante que las empresas adopten un enfoque holístico y estratégico para la mejora de sus procesos. Esto puede incluir la identificación y priorización de áreas clave para la mejora, la asignación de recursos adecuados y la implementación de un plan detallado para la ejecución.

Algunos expertos en el campo han propuesto soluciones específicas para abordar este problema. Por ejemplo, Chris Caplice y Yossi Sheffi, profesores del MIT, han propuesto una metodología de mejora continua en la cadena de suministro, que se basa en tres pasos principales: evaluar su estado actual, identificar áreas clave para la mejora y diseñar y ejecutar el mismo.

Otro experto, David Simchi-Levi, ha propuesto la adopción de una estrategia de "resiliencia", que se enfoca en construir una cadena de suministro flexible y adaptable que pueda resistir y recuperarse rápidamente de perturbaciones inesperadas.

Además, es importante tener en cuenta que el avance tecnológico también juega un papel importante en este fenómeno. La velocidad a la que se desarrollan las tecnologías y las nuevas herramientas digitales hace que nuestras mentes estén siempre buscando nuevas formas de aplicarlas y aprovecharlas, incluso antes de haber aprendido a utilizarlas de manera efectiva, lo que puede generar frustración y sentimientos de incapacidad, que a su vez puede llevar a la procrastinación, la inseguridad y la falta de confianza en nosotros mismos.